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La manifestación ciudadana del #25S, completamente legítima, pretendía plantar cara a un Gobierno desconectado de la realidad cotidiana que, lejos de atender a las necesidades de los ciudadanos, no duda en mentir, manipular y reprimir para garantizar los intereses de unos pocos. Por tanto, en modo alguno se trata de una agresión antidemocrática, sino de un movimiento que pretende alcanzar una democracia más avanzada.

Pero el Gobierno, temeroso de una ciudadanía crítica e informada que alce su voz en las calles, ha reaccionado de nuevo de forma brutal y desmedida, cargando con porras y pelotas de goma contra ciudadanos desarmados. Lo sé porque estaba allí. Hay al menos 35 personas detenidas y más de 13 heridas, una de ellas parece que en estado grave.

En los días previos ha habido un continuo acoso a los organizadores de las manifestaciones. Este acoso ha culminado en un despliegue policial propio de un estado totalitario, con agresiones y detenciones indiscriminadas por parte de los agentes de la UIP que siguen sin portar su obligatorio número de identificación. Y ahora pretenden imputar a los 35 manifestantes detenidos por "delitos contra la nación".

No podemos tolerar estos desmedidos abusos policiales en la tarea de velar por el orden durante el ejercicio del derecho fundamental de reunión: la poca democracia de la que disfrutamos está en juego.